ACUERDO DE ESCAZÚ: LA DEUDA PENDIENTE CON NUESTROS DEFENSORES
Por: Rut Pérez Saldarriaga
Desde hace un tiempo como Renovemos Nuestro Mundo en Perú venimos conociendo
casos de defensores ambientales en distintos lados del territorio
nacional.
> Una de estas defensoras hace mucho tiempo solicita información sobre la
contaminación de un río cercano a su localidad y pide que haya una acción ante
ello pues se conoce que hay presencia de contaminantes en la zona y el
gobierno local y nacional simplemente se han hecho a la vista gorda con el
tema.
Lo mismo ocurre con un grupo de defensores en una zona minera, quienes se han
enfrentado de forma local a la empresa minera y han participado en marchas en
defensa de los derechos ambientales. Sin embargo, no pueden hablar libremente
de esto ni continuar con la lucha directa por temor a sus vidas. El Acuerdo de Escazú plantea la protección de las y los defensores
ambientales y el libre acceso a la información en materia ambiental respecto a
cualquier proyecto que se vaya a realizar en algún territorio. No plantea la
intromisión en asuntos de soberanía territorial sino la libre decisión
informada de las poblaciones sobre sus territorios.
Respecto a los defensores, hasta el día de hoy, con todas las “tantas leyes”
que tenemos en materia ambiental como indican algunos congresistas, no existe
una protección real para aquellos que dedican sus vidas para proteger los
ecosistemas de los que depende el bienestar de nuestras comunidades. Si
existiese realmente esta protección ¿Por qué los defensores tendrían temor de
dar sus nombres por peligro de sus propias vidas y la de sus familias? Ellos
requieren una protección real y efectiva que les permita denunciar sin ser
amenazados por personas, empresas o instituciones que atentan contra sus vidas
porque constituyen una barrera frente a las ilegales e inescrupulosas
actividades en su territorio.
Les invitamos a seguir conociendo a personas que estén en acciones de defensa
y les expliquen todo lo que deben vivir día a día. Como por ejemplo, en
Cajamarca tenemos el caso de la lucha de tantos años, donde finalmente el
poder judicial falló a favor de Máxima Acuña, quien resistió por mucho tiempo
a las amenazas que constantemente venía recibiendo por parte de la minera
Yanacocha.
Por nuestros defensores y defensoras, esperamos que el Acuerdo de Escazú pueda pronto ser ratificado por este último país que aún nos falta, a fin de que se convierta en un instrumento que permita que nuestros gobiernos implementen políticas efectivas para la protección de la vida de los guardianes de nuestra casa común.. Justicia Climática Ya