Reconocemos la particularidad de la actual crisis, y lamentamos tanto la rápida pérdida de la biodiversidad en todo el mundo como los problemas consiguientes para la salud humana y los medios para la sostenibilidad de la vida.
Respaldamos y hacemos eco de las palabras de Elizabeth Maruma Mrema, Secretaria Ejecutiva Interina de la Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica: “La pérdida continua de biodiversidad a escala global representa amenazas directas e indirectas para nue stra salud y bienestar. Las alteraciones en los ecosistemas a causa del cambio de uso de suelo, fragmentación y pérdida de hábitats y el propio cambio climático, pueden incrementar el riesgo de surgimiento de enfermedades y su diseminación entre las personas, animales y otros seres vivos”.
En particular, observamos que tanto la destrucción como la fragmentación de los hábitats naturales, y también el uso insostenible, a menudo no regulado y con frecuencia ilegal de la vida silvestre y sus productos derivados contribuyen a la alteración de los ecosistemas y la probabilidad de que los patógenos se transfieran de los animales salvajes a los humanos.
Reconociendo que muchas sociedades, incluyendo las comunidades indígenas y originarias, dependen de los productos derivados de la vida silvestre para la alimentación y medicina, instamos a la implementación de leyes nacionales e inter- nacionales contra el comercio ilegal y una mejor regulación del comercio de la vida silvestre, por el bien de la salud humana y para el desarrollo sostenible de la naturaleza.
Instamos a las comunidades cristianas de todo el mundo a reconocer el valor inherente que tienen todas las criaturas frente a Dios y a fomentar la compasión, la defensa y el cuidado de la naturaleza.
https://youtu.be/opXnN7DF3aI